En una carretera muy transitada, un policía se dirige hacia un pastor para multarlo después de que, según el radar, su vehículo iba a 160 km/h.
Tan pronto como el oficial empezó a escribir, el pastor le dijo:
– «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.»
Sin dejarse impresionar, el oficial le entregó la multa y le dijo a su vez:
– ¡Vete y no peques más …!